Le gustaba que le llamaran Nando… Papá fue muy feliz en los 90 y pienso que casi todos los jefes de las pequeñas y medianas empresas en España lo eran. Quizás no fue su culpa, quizás fue el ritmo de la economía o simplemente el exceso de confianza el que provocó que todo pareciera bonito económicamente hablando.
La empresa de mi padre, era una importante y reconocida factoría en el mundo de la construcción a nivel nacional. Sus ingresos, sus trabajadores en plantilla… Así lo certificaban. Yo era pequeño, veía a mi padre feliz y con una vitalidad espectacular.
En 2015 sólo quedaba un vago recuerdo y algún álbum de fotos que confirmaba lo que digo. La empresa perdió sus trabajadores y los ingresos ya no eran lo mismo.
Con 63 años mi padre dejó el coche, las cenas de empresa y su horario de jefe, para coger la furgoneta, el pan congelado y las interminables jornadas laborables…
A pesar de esto a mi padre le gustaba que le siguieran llamando… Nando.