Marruecos vive constantemente sobre una línea imaginaria…

Desde que comenzó el reinado de Mohamed VI en 1999, el país no ha registrado ni un solo ejercicio con tasas negativas de crecimiento. Ni la crisis internacional de 008-2009 ni la Primavera Árabe han logrado frenar su dinamismo económico.

Pero su consolidado crecimiento en materia económica (junto a Colombia y Perú son los países emergentes que más han crecido en estos últimos años) no es suficiente para paliar las increíbles deficiencias registradas en otros ámbitos, como el cultural o el ámbito social.

A los constantes problemas en la región del Rif o el eterno conflicto en el Sahara Occidental con sus continuas violaciones de los Derechos Humanos, se unen problemas cómo las crisis migratorias, la vulneración de los derechos de la mujer o los constantes conflictos estatales en temas referentes a la libertad de expresión y prensa.

No cabe duda de que, con los retoques de 2011 a la Constitución, convirtieron la monarquía alauita en una de las más liberales del mundo árabe. Pero con el paso del tiempo, el pueblo marroquí se ha dado cuenta de que queda mucho por hacer y es que parece ser que aquella revolución estudiantil del 20-F ha quedado en nada. Las promesas de Mohamed VI se han esfumado y la gente parece resignarse en un estatus que no avanza y cada vez parece más estancado.

Proyecto seleccionado en Descubrimientos Photoespaña 2016

 

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